Nada ve el color (sobre la nostalgia y la imagen en movimiento)
Se trata de una serie de heliografías que combina distintos elementos para representar un conjunto de instantes, que se materializan por medio de los siguientes componentes: sangre de venado obtenida por un grupo de cazadores, casquillos de balas provenientes de un archivo forense y distintos frames que circulan en Internet de imágenes producidas en 1956. Utilizo estos elementos basándome en la premisa de que el presente evoca momentos del pasado, ya sea en conjunto o como destellos de la memoria. Tal como afirma, Walter Benjamin en Tesis de de la filosofía de la historia: «La verdadera imagen del pasado transcurre rápidamente. Al pasado sólo puede retenérsele en cuanto imagen que relampaguea, para nunca más ser vista, en el instante de su cognoscibilidad». En ese setido, así como la sangre es bombeada por el corazón, las balas detonadas por los disparos y los fotogramas generados a partir de las imágenes en movimiento, la memoria se activa desde la fotografía.
Para Nada ve el color, me interesó trabajar con materiales producidos en 1956 por tratarse éste de un año en el que la radio comenzó a ser desplazada por los avances tecnológicos de la televisión y en el que se establecieron también los códigos de transmisión de imágenes a través de este sistema en el continente americano. Con ello busco crear una metáfora entre el disparo fotográfico y el disparo de arma de fuego, donde el test gráfico representa el tiro al blanco en nuestra actualidad.
Omar Vega Macotela
(Ciudad de México, 1989) Artista visual. Ha exhibido su trabajo en video, fotografía, escultura e instalación en México, Brasil y Colombia. Obtuvo la beca del programa BBVA Bancomer-Museo de Arte Carrillo Gil (2014-15) y la beca Jóvenes Creadores del Fonca, en dos ocasiones (2011-12) (2014-15).