Punto ciego
Dediqué gran parte de mi vida a la educación y a la política. Después de cumplir 100 años de vida decidí concentrarme en algo que siempre me gustó y estuvo presente en mi vida: la fotografía. Es así como surge Punto ciego, una reflexión sobre mi propia memoria.
Todo aquello que recuerdo se ha ido transformando con el tiempo. Al revisar las fotografías de mis álbumes familiares, me he dado cuenta que éstas han tenido cambios: el color ha variado, los rostros que aparecen en ellas se han desvaneciendo y algunas, incluso tienen manchas por hongos. De alguna manera estas imágenes son una metáfora de lo que ocurre con mi memoria.
La fotografía más importante del proyecto se la tomé a mi hermana cuando viajaba por el río Nilo. Por más que intento ver su rostro, no puedo. Sobre él hay una gran mancha de luz que no me permite distinguir casi nada, que no me deja recordar su cara. Las demás fotos corresponden a distintos viajes que hice y en casi todas se puede ver el dedo de quien las tomó, obstruyendo la imagen. Esto hace imposible reconocer el lugar o la persona. Pasa lo mismo con la imagen en blanco y negro, donde aparezco yo cargando a mi sobrina-nieta cuando ella era apenas un bebé. En la foto se ve una gran mancha blanca sobre mi cabeza. De la misma forma esas manchas son una metáfora de mis recuerdos, de cómo estos se van borrando de mi memoria.
Hay días en los que olvido ciertas cosas, por eso escribo un diario, para llevar un registro de esos momentos. Para este proyecto mi bisnieta, Luciana Christiansen, me ayudó a transcribir las páginas de mi diario y a escanear las fotografías.
Isolina Peralta
(Córdoba, Argentina, 1913) Maestra de profesión, Isolina ejerció la docencia durante la década de 1940. Desempeñó varios cargos públicos y realizó trabajo comunitario en su ciudad natal. A partir de 1980, luego de haberse jubilado, se dedicó a viajar alrededor del mundo y a tomar fotografías. A sus 102 años sigue haciendo foto y se ocupa de reorganizar sus antiguos álbumes familiares.