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Gabriela Lobato. Enero 2012, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. 1999, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Diciembre 2006, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Abril 2006, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Confuso diciembre, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Septiembre 2005, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. 1996, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Enero mejorando, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Restos de febrero, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Febrero 2014, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Junio 2013, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Julio 2013, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

Gabriela Lobato. Mayo 2010, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
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Gabriela Lobato. Marzo 22, de la serie Deshilando
Ciudad de México, 2013
Impresión digital

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Deshilando


A menudo escucho resonar mi interior en los objetos que me rodean, veo mis huellas en ellos, mi reflejo más íntimo. ¿Cómo puede un objeto tener encapsulados mis recuerdos?, ¿cómo puede habitar en mí y yo en él?


Recuerdos que gritan y se expanden, resonando en mi interior. Objetos que me he propuesto rascar, deshilar, desbaratar, destejer, deshebrar para llegar a sus más profundas y vívidas entrañas. En su parte más orgánica, encuentro ese eco de mis recuerdos, de mí misma.


Rincones y esquinas de mi casa con un sinfín de recuerdos acurrucados en pelusas y polvo, en los cabellos de mis seres amados. Recuerdos impregnados de sensaciones, colores, sentimientos que recorren mi historia, mi cuerpo, mi esencia.


Deshilarlos para hacer un recorrido a través de los recuerdos y sensaciones que ellos albergan. Este ritual sólo puede ser abordado por medio de la fotografía, mi lenguaje: "A través de mis fotografías puedo hablar de manera más intrincada y profunda que a través de las palabras" (Richard Avedon).


Es un ritual de reconocimiento e integración. Mi casa, mi familia, mis recuerdos –sutiles pero escandalosos– regresan y le dan sentido. Fotografío para escuchar, recordar, sanar y continuar. Me acerco para encontrar lo más íntimo, lo más propio, lo originario: "Busca en el pasado para entender su propia vida, para darle sentido a su delirio y fuerza a su libertad" (Adriana Yáñez).


Fotografío para encontrar y para encontrarme. Las fotografías me cantan una canción de cuna, nostálgica y dulce. También me agreden sutilmente, recordándome que esa canción ha terminado, y me enfrentan con la realidad, a veces esperanzadora, a veces pesimista… Me devuelven a los momentos importantes, aquellos que me definen, develando mi esencia primordial. Buscan evocar las sensaciones que me producen mis recuerdos, expandirse y resonar en los recuerdos de los demás. Evocaciones como las de un poema, que te ofrecen una imagen que te impulsa a crear tu propia imagen con los ecos de tus recuerdos.


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Gabriela Lobato

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Ciudad de México, 1990. Estudió Artes Visuales en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Ha cursado diversos talleres y seminarios de fotografía y pintura. Su exposición Superficies se presentó en el Museo Arqueológico de Xochimilco. De manera colectiva ha expuesto en la inauguración del corredor cultural del Parque Peña Pobre, en el proyecto Quick & Dirty y en la Feria del Libro de la Facultad de Contaduría de la UNAM. Su trabajo ha sido publicado en el suplemento cultural de la revista Fahrenheit, que aparece en el periódico Excélsior. Es becaria del Programa de Alta Exigencia Académica de la UNAM.


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