Podría ser yo.
Un juego de relaciones entre imagen y palabra
16.05.19 - 07.07.19
Mirar imágenes, hablar y reflexionar a partir de ellas, ese es el ejercicio central en el libro Podría ser yo. Los sectores populares urbanos en imagen y palabra, objeto de esta exposición. Editado originalmente en 1987, ésta es una publicación difícil de clasificar que ha quedado excluida de los registros del fotolibro latinoamericano hasta el momento.
Imaginemos su contexto de aparición: en 1987 transitaban en Argentina los primeros años del retorno a la democracia y la agenda de las ciencias sociales miraba la reconstrucción institucional, la articulación colectiva de las demandas por los derechos y la incipiente organización de los movimientos sociales.
En este contexto, Elizabeth Jelin y Pablo Vila se propusieron hacer un libro que, por un lado, diera cuenta de una investigación sociológica sobre la vida cotidiana de los sectores populares urbanos y que a su vez estuviera integrado por las fotografías utilizadas durante el trabajo de campo, pero escapando a la simple fórmula de la foto-ilustración imperante. Para lograr este desplazamiento, la primera decisión fue elegir a una fotógrafa para sumarse al equipo. Así, las fotografías utilizadas en el trabajo de campo y contenidas posteriormente en el libro son, nada más y nada menos que, de Alicia D´Amico, una de las mujeres fotógrafas argentinas más importantes del siglo XX. El encuentro es doblemente potente: no se trata sólo de dar un lugar a las imágenes fotográficas en la investigación sociológica, sino también de establecer un cruce entre el campo del arte y las ciencias sociales. De este modo, varias dimensiones entraman para dar sustancia a la publicación: la fotografía con las ciencias sociales, los investigadores sociales con los sectores populares, la imagen con la palabra.
Podría ser yo: despegarse de la certeza de la afirmación que la fotografía expone lo que es y proponer en su lugar un espacio ambiguo, de proximidad y distanciamiento a la vez.
Podría ser yo: si el tiempo verbal desde el que se ha pensado a la fotografía ha sido el pasado, aquí se propone un tiempo condicional. La perífrasis verbal “podría ser”, alejada de las certezas que fijan a la imagen como evidencia, permite dar cuenta del poder potencial de estas imágenes: el de constituir un lazo de identificación, incluso cuando no hay una conexión indicial entre el sujeto y su imagen.
El tiempo condicional planteado en el mismo título puede derivar también en el presente de la reedición, en el juego de imaginación inverso del “podría ser” al “habrá sido”. Una construcción condicionante, un “podría haber sido”. El encuentro con cada imagen es un ejercicio de derivas, de imaginar devenires. La evidencia de aquel tiempo condicional hoy ya pasado, nos impone la pregunta sobre el qué habrá sido —en el devenir de los días— de quienes la imagen nos presenta (en el presente). Y nos impone también así un compromiso, el acto de mirar deviene reflexión, nos permite pensar cambios y continuidades, permanencias y transformaciones. Imágenes que nos exigen un ejercicio de imaginación, a las que debemos corresponder, sostener(les) la mirada. Su exigencia es su potencial (justamente, su poder) estético político. No se trata de lo que la imagen es sino de lo que la imagen puede.
Podría ser yo es también la enunciación de una oralidad: “podría ser yo”, una cita entrecomillada de un sujeto que habla. El poder de la imagen es entonces su capacidad para hacer hablar, para dar lugar a la palabra. No se trata aquí de dar voz o de mostrar las realidades de los sectores populares en tanto ejercicio bien pensante de denuncia, sino que la propuesta va mucho más allá: las imágenes adquieren su sentido en tanto son interpeladas-interpretadas por sus protagonistas.
Si como apuntaba Ulises Carrión, un libro es un organismo vivo, la vitalidad de Podría ser yo radica en esta multiplicidad de encuentros que propone, los espacios en los que se cuela y los juegos temporales que activa, algunos de los que hemos señalado aquí (y todos los que vendrán que aún no podemos siquiera imaginar). Carrión mencionaba, además, que un libro es también una secuencia de momentos. Este momento, en esta sala, en la Ciudad de México, suma un horizonte más a la cadena, potenciando afectividades y comunidades en torno a este libro, habilitando nuevas imaginaciones y preguntas en el encuentro con sus imágenes y palabras.
Agustina Triquell
Curaduría:
- Agustina Triquell
- Alejandra González
Hasta
07.07.19