El Centro de la Imagen presenta Estallar las apariencias: Teo Hernández
Es la primera revisión y exhibición crítica de esta obra en México, integrada por 23 piezas y 19 videos.
Está organizada en cuatro núcleos: El Yo filmado; Derrames: mitos y conjuros; El cuerpo como vértigo; y Ciudad íntima, ciudad ruin.
Para la curadora, Teo Hernández es una figura excepcional del cine mexicano y francés.
Andrea Ancira, curadora de la exposición Estallar las apariencias que se presenta en el Centro de la Imagen a partir del 19 de abril, detalla en la publicación Eso que parece no encontrar su lugar. El cine de Teo Hernández, que “Probablemente no lleguemos a saber las razones profundas por las que Teo Hernández (Ciudad Hidalgo, 1939 – París, 1992), un buen día decidió abandonar su país natal y convertirse en extranjero”.
Estallar las apariencias: Teo Hernández, es la primera revisión y exhibición crítica de esta obra en México —entre 1968 y 1991 el artista filmó alrededor de 160 películas de duración y formatos diversos (8mm, Super 8 y 16mm)— que, además, integra materiales de su archivo personal, colaboradores, amigos y familiares.
La exposición es una revisión crítica del archivo del artista organizada en cuatro núcleos: El Yo filmado; Derrames: mitos y conjuros; El cuerpo como vértigo; y Ciudad íntima, ciudad ruin. Esta selección subraya la radical apuesta de Teo Hernández por un cine táctil que, informado por las artes escénicas y la danza contemporánea, es capaz de invocar cuerpos y realidades por venir. “Sin proponer una interpretación canónica, se introducen algunas inquietudes, obsesiones y filias de este artista en torno a la identidad, el rito, el cuerpo y la ciudad”, destaca Ancira en el texto curatorial.
El Yo filmado, está compuesto de una serie de registros de la historia personal y el compromiso de Hernández con la autodocumentación de sus procesos y pulsiones vitales. Estas imágeneshuella conducen a un origen del Yo, es decir, al instante en que la intimidad del cineasta y su impulso creativo convergen.
Derrames: mitos y conjuros, son recreaciones neobarrocas en las que, desde el erotismo, el mundo onírico y la alquimia, Hernández hace suyas la fe y el mito monoteísta para desarrollar una crítica radical de algunos de los pilares de la modernidad colonial.
En El cuerpo como vértigo, Hernández recurre a la coreografía y la danza como modelos para filmar. Una técnica en la que el movimiento del cuerpo entero del cineasta/camarógrafo conduce la mirada, transformando el cine en vehículo erótico que acaricia o desgarra cuerpos físicos e imaginarios.
Por último, en Ciudad íntima, ciudad ruin, el trabajo de Teo hace un recuento de ciudades filmadas como cuerpo, sustancia, masa que sintetiza la historia de la urbanización como ejercicio de poder sobre el tiempo y el espacio. Lejos de un retrato turístico, estas anti-postales son intentos por retener experiencias y relatos efímeros de los submundos de toda metrópolis contemporánea.
Ancira destaca en el texto curatorial que “el cine de Teo Hernández nos recuerda que la potencia subversiva de la imagen no radica en su capacidad de reflejar o reproducir la realidad, sino en las experiencias sensibles y suprasensibles, rituales o mágicas a las que nos compromete”.
Menciona que Teo Hernández es una figura excepcional del cine mexicano y francés, “desde el autoexilio en Francia, se consagró a una práctica cinematográfica experimental en el seno de una comunidad gay y grupos contraculturales parisinos hacia finales de los años sesenta y setenta”.
“Cercana al chamanismo, la técnica cinematográfica de Hernández explora otros ojos, otros oídos, y en última instancia, otros cuerpos desde los cuales sentir, recrear o reescribir el mundo. Desde una cámara desobediente, lanza ejercicios autorreflexivos e íntimos que desarticulan, que cuestionan nuestra sensibilidad para, finalmente, restituir el cuerpo como principio activo o deseo. En efecto, al desestabilizar los fundamentos del cuadro y la narrativa, entre otros elementos del lenguaje cinematográfico, Teo interroga no sólo su propia identidad personal y artística, sino también la función del cine”, asegura la curadora.
Tras su muerte, la obra fílmica y archivo personal de Teo Hernández quedó bajo el legado del artista Michel Nedjar, quien lo entregó en calidad de donación al Centro Pompidou en París, para asegurar su conservación y difusión.
Estallar las apariencias: Teo Hernández, forma parte del primer bloque de exposiciones del Centro de la Imagen de la Secretaría de Cultura federal. La exposición, que se presenta por primera vez en México, consta de 23 piezas y 19 videos. Al terminar su ciclo en el Centro de la Imagen, la exhibición viajará a París en 2019 para exhibirse en la Villa Vassilieff – Pernod Ricard Fellowship.
Semblanza de Teo Hernández
Teodoro Hernández (Ciudad Hidalgo, Michoacán, 1939 – París, Francia, 1992) estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde, en 1956, fundó el Centro Experimental de Cinematografía (CEC). En 1966 se mudó y comenzó a trabajar en París donde, hacia 1980, creará el colectivo de cine experimental, MétroBarbèsRochechou Art, con Gabriel Badaud, alias Gaël, Michel Nedjar y Jacques Haubois, alias Jakobois. Interesado en la relación entre imagen, movimiento y cuerpo, colaboró estrechamente con Studio dm, en 1983, una compañía de danza fundada en París por Bernardo Montet y Catherine Diverrès, con quienes forjó una práctica cinematográfica informada por el cine, la literatura y la danza. Poco antes de fallecer de sida, Hernández legó su obra fílmica y archivo personal a Nedjar, quien lo donó al Centro Pompidou para su conservación y difusión. Desde entonces, los filmes forman parte de la colección de cine y el acervo documental de la Biblioteca Kandinsky, constituido como Fondo Teo Hernández.
Semblanza de Andrea Ancira
Andrea Ancira (Ciudad de México, 1984) es investigadora, editora y curadora. Estudia las prácticas artísticas experimentales contemporáneas y su papel en la configuración de identidades, sensibilidades y discursos sociales desde corrientes como el marxismo, la historia de la cultura y la política contemporáneas, el feminismo y los estudios decoloniales. Actualmente es coordinadora editorial de Buró-Buró.